domingo, 9 de abril de 2017

Cuando encontré paz en ser la alternativa

Desde que me dedico a cantar música sacra, hay un tema que me persigue, una crisis que viene y va, acerca de mi sueño de ser cantautora. Entre más me sumerjo en el asunto de la música sacra, entre más profundizo en mis convicciones, más descabellado parece este sueño, más lejos se ve. 

El sueño se aleja porque inevitablemente tenía esencia de mundanidad: Quería el éxito y la fama, todo alrededor de mi talento. Comencé a construir la ilusión cuando tenía 12 años, que fue cuando sentí la necesidad de componer y escribí mis primeras canciones. Esta fue la razón secreta por la que entrara a hacer la carrera de música, porque sabía desde lo profundo de mi interior que nací para cantar y escribir canciones. Sin embargo la musa desapareció gran parte de la carrera. Si bien no había comenzado mi proyecto porque mi creatividad estaba bloqueada, también era por falta de confianza en mí: No me sentía con la belleza, el carisma y el "sex appeal" suficiente para lograrlo. 

Estaba desprevenida cuando llegaron los proyectos de música sacra y empecé a desempeñarme en ese mundo bastante bien sin darme cuenta, allí se me empezaba a abrir un futuro de oportunidades para desarrollar mis habilidades musicales. De repente, empecé a escribir muchas canciones al mismo tiempo que me dedicaba a cantar misas. Por fin tenía algo con lo cuál comenzar el proyecto, y alegremente trabajé grabando las pistas, transcribiendo, registrando y hasta participé en un concurso. Y llegamos al día de hoy, pero el proyecto no despega porque no hay nadie que lo pueda hacer despegar. Las personas que conozco que podrían hacerlo simplemente no lo quieren hacer. Entro en una crisis cuando de repente se me ocurre que tal vez yo tampoco quiero hacer esto ya.

No obstante, las canciones siguen saliendo de mí. 

Hoy vi un video en el que un chico brillante muy acertadamente nos muestra cómo la cultura pop funciona para el detrimento de la civilización occidental, y cómo se favorecen la vulgaridad y el narcicisimo entre otros vicios. Me encantó todo lo que dijo, que es cierto hasta la última palabra: y también me confirmó algo que apenas reflexioné hace unos días. Algo con respecto a mi vocación.

He aquí el link al video: https://www.youtube.com/watch?v=lyLUIXWnrC0

Él decía que la cultura pop aplasta la originalidad, la autenticidad, y cierra las opciones para que la gran multitud sólo tenga acceso a un grupo muy reducido de artistas que hacen básicamente lo mismo siempre. Por eso yo nunca tendré el éxito que añoraba de adolescente. Pero me quito un peso de encima: No tengo por qué ajustarme a los estándares de la música de ahora, porque lo que tengo, que es original, que nunca he podido definirlo ni encajarlo en ningún género, es valiosísimo y es la alternativa. 

Lo que sale de mi alma gracias al talento que Dios me dio, es tan particular, apartado y despreciado, como todo lo bueno y bello que la cultura pop quiere ahogar. Como la música sacra que yo amo, como la Iglesia y la familia por las que mis amigos y yo luchamos. Mucho valdrán mis canciones para quien las quiera escuchar, cansado del ruido insoportable de esta cultura podrida, buscando una alternativa. 

Soy la alternativa. 

El último mes

Mi querido y maltrecho Mac de segunda mano, que alegría me da estar acariciando tus suaves teclas, en comparación con las del enorme y profe...