lunes, 27 de mayo de 2019

Las nuevas generaciones

Supongo que esta será la primera de muchas entradas acerca de mis estudiantes. Doy clases de música a niños y jóvenes, y trabajo de forma individual o en grupos pequeños, lo que me permite tener un conocimiento más profundo de cada uno. Mi corta edad de adulto joven también propicia que los niños me tengan confianza, y procuro ser cercana a su mundo actualizándome en dibujos animados y en referencias de la cultura pop, todo porque me gusta poder hablarles en su idioma una que otra vez. 

Recientemente empecé a preparar a una chica de 17 años que ha elegido la música como profesión. Como las clases con ella son individuales, hemos construido una amistad bonita, y ya nos conocemos bastante bien.





Veo en ella muchas cosas de mí cuando tenía su edad, siendo yo 10 años mayor que ella. Una de las cosas que tenemos en común es el gusto por la lectura. Alguna vez hablamos de nuestros gustos literarios, y desde entonces nos mantenemos al tanto de nuestras lecturas. Hace un tiempo ella  empezó a leer "Satanás", de Mario Mendoza, una novela que jamás me ha llamado la atención, tanto así que no protesté alguna vez que una amiga me la resumió, así confirmé que nunca la iba a leer. Incluso en otra ocasión vi escenas de la película que le hicieron, y quedé muy perturbada. En fin, no quise llegarle a mi alumna con prejuicios morales y aburrirla con advertencias o sermones, le dije que ese autor y ese género no me gustaban para nada, pero que me fuera contando qué le parecía. Le aconsejé que lo terminara como quien asume el compromiso de terminar lo que empieza. 

Un día llegó a clase realmente alterada porque no se sentía capaz de terminar el libro, la trama se había vuelto demasiado cruda y malvada. La escuché desahogarse, un desahogo que incluyó escenas de la novela asquerosamente violentas y llenas de maldad, y luego le aconsejé que no lo terminara, y traté de convencerla de que no es de débiles escuchar a la conciencia y alejarse de algo que le está haciendo daño al cuerpo, la mente o el alma. 

No sé qué tan bien me haya salido el discurso... La verdad es que  después de escucharla me había dado dolor de cabeza, me había impresionado demasiado lo morboso y malintencionado de la novela. Todo el viaje vuelta a mi casa yo me sentía asqueada, luego el asco se convirtió en indignación, y luego en un ardiente celo, coraje de que haya material al alcance de "mis niños" pensado para quitarles la inocencia y la ilusión por la vida, casi que diseñado para causarles desesperanza, porque el argumento en "Satanás" es que el hombre es malvado, y esa maldad es la que siempre triunfa, sin importar nada. Llegué al apartamento a buscar en internet algún artículo que analizara y advirtiera los peligros de aquella novela, pero no encontré nada, al contrario, muchas alabanzas. 

Han pasado unas semanas, ella terminó el libro porque ese día solo le faltaban 4 páginas, y corroboró que acaba mal. Ahora está leyendo un libro que le presté. A mí se me pasó el asco, el tiempo borró las imágenes que me hice, y la vida diaria me distrajo. Sin embargo una cosa me ha quedado, y es el acto de mi alumna, que tuvo el valor de pedir consejo al respecto. 

A veces los mayores piensan que las nuevas generaciones son una masa que no piensa por sí misma, que acoge sin reflexión lo que los medios le ofrecen. He visto que pasa ahora, pero también lo viví referente a mi propia generación. Sé que pasa desde el siglo XX, cuando a través de los medios de comunicación una cultura pop se impuso, y se puso en un pedestal el mercado adolescente. Estoy en desacuerdo con ese juicio porque todos los días veo lo complejos y profundos que pueden ser los niños, y cómo hay una ley natural inscrita en sus corazones, solo hay que escucharlos para saber que ellos buscan la solidez, la guía, la Verdad. 








El último mes

Mi querido y maltrecho Mac de segunda mano, que alegría me da estar acariciando tus suaves teclas, en comparación con las del enorme y profe...