martes, 2 de noviembre de 2021

El último mes


Mi querido y maltrecho Mac de segunda mano, que alegría me da estar acariciando tus suaves teclas, en comparación con las del enorme y profesional PC del trabajo. Hoy es un día feliz, porque tengo tiempo: mi primer día libre (entre semana) en un mes. Los fines de semana son para mi esposo, el coro y la misa, y no tengo tiempo para este tipo de cosas como escribir. 

Sucede que el primer lunes de Octubre emprendí una nueva aventura que implicaba dos cosas que nunca había hecho en mi vida: 

1. Trabajar tiempo completo.

2. En algo no relacionado con mi profesión, en este caso, Call Center. 

Me di la oportunidad porque tengo un par de deudas no pequeñas, y me urge salir de una de ellas este año. 

Afortunadamente tuve un mes para prepararme, porque me confirmaron que pasé a la vacante a principios de Septiembre. De esta forma pude ir haciéndome a la idea, y saborear con más cariño lo que iba a dejar atrás: Cantar misas entre semana, a mis estudiantes, y tiempo para las cosas creativas. Además, duré 5 años disponible a mi familia para lo que se ofreciera gracias a la informalidad de mi vida laboral, y eso iba a terminar...

Dios es tan injustificablemente generoso que todo se dio con la mayor suavidad posible. La primera semana de entrenamiento consistió en reuniones y cursos virtuales, y para finales de la segunda semana comenzamos el trabajo real, pero con mucho respaldo y consejería. En esta primera fase recordé lo que era ser parte de un grupo heterogéneo, la emoción de conocer gente nueva, y que soy de risa fácil. Estar tanto tiempo sentada frente al computador era duro, pero yo me las arreglaba para hacer mis cosas también, como tejer y tocar teclado o practicar tiple, lo que lo hacía bastante llevadero. 

Sin embargo, para el martes de la tercera semana ya teníamos que atender llamadas todo el tiempo, y el choque fue duro. Mi trabajo es Servicio al Cliente para los Estados Unidos, atiendo 100% residentes de allá, y aunque hay gente muy amable, no es que llamen para felicitar, llaman siempre porque tienen algún problema. Empecé a sentir terror de recibir llamadas desde el primer momento de esa semana, miedo, literalmente. Temblaba esperando las llamadas, sentía frío el pecho a pesar de estar abrigada, y cuando mi esposo se despedía de mí en las mañanas me daba una especie de guayabo, angustia de tener que quedarme sola con la gente gringa. A pesar de eso, ya por la costumbre de tener buen trato con las personas, me fue bien, y mis números han sido buenos. No voy a decir que las malas expectativas no se cumplieron, he tenido llamadas muy malas. Y ahí sí que tomar llamadas todo el tiempo no me dejó espacio para nada más, porque los descansos los uso para hacer oración, limpiar la casa o acostarme a ver el cielo por un momento. Ni siquiera me dan ganas de comer. Intento tocar algo de piano por las noches pero quedo tan cansada que se me cae la cabeza del sueño. 

Así han sido la tercera y cuarta semana, y así será esta, pero ya después de todo este tiempo yo me conozco, y sé que soy muy "millenial": me frustro fácilmente y me rindo. Esta vez no quería que fuera así y con mucho esfuerzo he aguantado hasta este momento, y después de solo un mes ha cambiado la forma que tenía que de ver muchas cosas: 

- El trabajo: Yo veía que la gente trabaja largas horas y se siente realizada, y pensaba que me iba a sentir útil y llena por dentro por tener qué hacer durante todo el día. Pero supongo que depende mucho de la persona y el oficio. Yo termino mis horas añorando hacer algo que me eleve un poco: leer, tener conversaciones profundas, escuchar música antigua... Porque veo carros de mercado virtuales todo el día llenos de cosas y más cosas no indispensables, y tengo conversaciones acerca de dinero. Cuando un cliente se abre como persona es lo más maravilloso, pero eso es 1 caso de 20. 

A veces pienso que el trabajo es para gente que no tiene nada mejor que hacer. Yo tengo muchas cosas mejores que hacer. 

- El dinero: Nunca en la vida me había ganado lo que me hice este mes, y esto me motivaba mucho. Pero cuando llegó el sueldo la semana pasada, no me sentí eufórica, ni mucho mejor... Es decir, no vi el suceso tan grande como pensé. Es como si después de tanto tiempo de no tener dinero ya no fuera tanto, y menos mal, porque así soltarlo para pagar mis deudas no me va a doler. 

- Mi edad: Soy de las personas mayores en general y no solo en el grupo de recién llegados, mis trainers y mis advisors son menores que yo también, y esto me ha cambiado la percepción que tenía de mi misma, porque la edad no solo se me ve en las manchas que tengo en la cara, sino en que tengo más serenidad y gravedad, me siento con peso. Es un alivio porque no quería ser de esa gente que se aferra y se estanca en la inmadurez. 

- Mi tiempo: Después de un mes me arrepiento de no atesorar aún más el tiempo que tuve y no gastarlo mejor. Pude haber visto mucha menos televisión, y pude haberme tomado más en serio mucho de los proyectos que empecé y no terminé. Si tengo la oportunidad me aplicaré a terminar todo eso. 

He seguido aplicando a vacantes de empleo y es muy probable que esta sea mi última semana en donde estoy porque me han llamado de dos lugares, y en ambos trabajaría menos horas. Interesante la forma en que Dios ha dispuesto todo... Creo que Él permitió este empleo para que yo soltara mi ego y me dejara llevar, y ahora me pone oportunidades menos intensas para que retome mi vida remplazando el tiempo inútil con trabajo, y dejando el tiempo libre para que me concentre mejor.

Lo importante es que me conceda dedicarle mi talento a Él, y deleitarme en las cosas bellas y altas que implican conocerlo a Él. De verdad quisiera no volverme a perder la Fiesta de Todos los Santos, que tuve que perderme ayer por trabajo. Por lo menos la de los Fieles Difuntos de hoy no me la pierdo. 

Que se cumplan los deseos de su Sacratísimo Corazón. 


lunes, 23 de agosto de 2021

Las sopranos en el jazz, los grupos a cappella y "ese brillito"

Siempre he sabido que mi voz es bastante brillante: no sólo nací soprano, sino que sufro de rinitis y mi voz siempre tira a la nasalidad. Sin embargo no me importa mucho, al contrario, la mayoría del tiempo me garantiza que me voy a distinguir de entra las demás voces, pero ¿es eso lo que quiero? Después de todo canto en un coro, no es "Laura y sus coristas de respaldo", debería colaborar para mezclar lo mejor posible. 

Ayer en la fiesta del Inmaculado Corazón, cantamos una pieza para coro de mujeres, y quise escuchar cómo había salido en la transmisión en vivo por YouTube. Mi parte no me salió muy prolija, pero seguí escuchando algunas otras piezas de la misa. No sé si es que en esta misa me excedí más que nunca, o que amanecí muy dura conmigo, pero detesté mi voz como nunca por culpa de ese "brillito". 

Recordé que a lo mejor el parlante del celular no estaba ayudando, y me puse los audífonos. Ese "brillito" lo describiría como una suciedad de frecuencias altas que tiene mi voz, como un rechinido metálico. Supongo que los audífonos mitigaron la sensación porque manejan un rango de frecuencias más amplio y se oyen los armónicos de abajo, que son débiles en mí pero cada vez están más presentes.  La cosa mejoró considerablemente, entonces me puse a escuchar grabaciones mías de varios años que no me convencían mucho, y caí en cuenta de algunas cosas. 

A pesar de que tengo bases muy decentes de canto lírico, lo que estudié en la universidad fue canto jazz, y aunque llevo años ya cantando música sacra, nunca he dejado de cantar en ese estilo por mi lado, ni tampoco he dejado de enseñarlo. Pero en el jazz el mecanismo que prima es la voz de pecho, y el registro de soprano no tienen mucha cabida en el género y sus derivados. Si aparece, es en la improvisación, o para ornamentar, y si se usa la voz de cabeza, rara vez es plena, y casi siempre nasal o CON AIRE. Hace unos años fui parte de un grupo que hacía covers de rock, soul y pop A cappella, es decir, sin instrumentos, emulando los instrumentos con la voz; y lo más natural para mí fue asumir la voz más aguda de mujer. La cosa era que para el estilo, esas notas agudas debían ser con aire, sutiles y no plenas, porque la voz más aguda era un efecto del acompañamiento, no la voz principal. Aquí está uno de nuestros temas: 


Ahorita que escuché algunas de mis canciones me gustó mucho mi voz, llena y calmada, pero en un registro medio DE PECHO, y las notas agudas CON AIRE. Y mis grabaciones de música sacra, con una voz de cabeza cada vez más plena pero un poco débil y sin control, con el "brillito" por encima en algunas vocales. Mi teoría es que el brillito resultó de la suciedad que tiene la voz con aire o falsete, que se mezcló con mi nasalidad característica. 


Según mi conocimiento imperfecto pensaría que puedo corregir el defecto levantando más el paladar blando y con un mejor apoyo del diafragma, y también sospecho que implicaría un programa de abstinencia de hacer vibratto y otros "adornos" (mañas), mientras aprendo a sacar un sonido redondo y parejo... Si alguien tiene otras sugerencias o explicaciones, bienvenidos a comentar. 



lunes, 19 de julio de 2021

La vocación, entre otros

 Estos días han sido muy buenos: he podido ver por fin a mi familia, me han salido trabajos, tengo mi misa, mis pocos amigos, estoy muy contenta cantando en donde canto, y mi esposo y yo nos hacemos felices. Estoy tranquila, serena por dentro. No obstante, ayer le contaba a mi esposo que me cuesta creer que este momento de sosiego y consuelo sea genuino y me da una especie de sentimiento de culpa, una sensación que viene del mismo lugar que mi maña de pedir perdón excesivamente y no considerar buenas la mayoría de cosas que hago. 

Una conversación que tuve hace poco con mi mamá me dio una pista al respecto, y nuevos alientos para empezar a rectificar la percepción que tengo de mi misma. 

Hablábamos acerca de la vida religiosa (volverse monja o monje), y yo le decía que a pesar de que me parece un estado de vida superior, bellísimo y admirable, sabía con certeza que no era para mí. Ella me dijo que tal vez si me hubiera fomentado más esas características mías que se inclinan a la vida religiosa, yo habría tomado ese camino. Supongo que para algunos no hay en esta frase nada que resaltar, y aún así, a mí me golpeó y me abrió los ojos súbitamente a una verdad: Si yo hubiera sido religiosa no habría sido yo, porque estoy muy segura de que mi vocación es al matrimonio, por eso me casé, y me siento profundamente realizada y feliz. Le dije con un poco de brusquedad que, así hubiésemos contemplado con más cuidado la vida religiosa para mí, yo habría llegado al mismo resultado, que lo mío es el matrimonio. Ella me respondió con un "eso no lo podemos saber". 

Sí lo podemos saber. Dios nos creó tan distintivamente a cada quien, con propósitos y personalidad tan específicos, que no creo que seamos capaces de negar nuestro temperamento, carácter, inclinaciones o talentos tan fácilmente, en especial quienes lo amamos y buscamos complacerlo. Lo que quiero decir es que, si yo fuera para religiosa, la Providencia se habría empeñado en hacérmelo sentir, ver, y dejarme sin descanso hasta lograrlo. 

Eso sí, aclaro que mi mamá ha sido una excelente madre, de verdad considero que hizo un gran trabajo, ahora que soy mayor y he podido mirar mi crianza desde otra perspectiva. Pero como todas las personas que existen o han existido, no es perfecta. Tengo impresas en mi mente muchas frases de ella que son por el estilo:

"yo te veía más como pianista, pero tú quisiste entrar a canto."

"no nos asesoramos antes de que te fueras para Inglaterra, pero tú tampoco quisiste nuestro consejo e hiciste todo sola" (lamentándose de que, no sólo fue una experiencia difícil, sino que ahora estoy endeudada por eso).

Ella siempre fue muy exigente conmigo, y a la vez que gracias a eso soy disciplinada y eficiente, soy terriblemente insegura. Tiendo a asumir inconscientemente que, o no estoy haciendo lo suficiente, o estoy haciendo las cosas mal. Por eso sospecho de estar tranquila... Pero ya que me he dado cuenta, quiero cambiar...

Si fui cantante, si me endeudé para estudiar, si me casé, si no tengo empleo estable ahorita, todo es absolutamente providencial. Dios me dio buena voz y oído; me concedió un esposo con el que mi forma de ser se aprovecha, realiza y complementa de modo que cada día estamos más cerca del Cielo; me honró con la cruz de no poder pagar mis deudas porque sabe que puedo con ella y que de ella mi alma saca beneficio; y podría seguir así con cada aspecto de mi vida. Ya tengo 30, y no me encuentro en un periodo de transición de nada, esta soy yo, tal como debía ser, todo es tal y como Nuestro Señor quiere que sea. 




miércoles, 30 de junio de 2021

Acerca de los 30...

 Ayer cumplí 30 años, llegué al tercer piso... Y mi esposo podrá atestiguar que no es que me resbalara, un par de veces me encontró con la cabeza entre las manos diciendo que los 30 me encontraban sin muchos logros que se esperan de una persona a esta edad. Pero bueno, él me tranquilizó haciéndome ver que no es como que cumplo 30 y aparece una pared o un policía, que no me van a permitir seguir esforzándome  para cumplir mis sueños, o crecer aún más como persona y mejorar en cada aspecto de mi vida.  

Una de las cosas que me asustaban de cumplir 30 era que uno cada vez es menos flexible, y me parece que a los 30 la personalidad ya está prácticamente completada y establecida. Mi mamá suele insistir en que entre más mayor uno, más difícil es corregir vicios y cambiar la forma de pensar, que al contrario, los rasgos se acentúan cada vez más. Estoy segura de que todos podemos observar esto en tíos, tías, abuelos y padres.  No obstante, ahora veo que mi mamá lo insinuaba en ambos sentidos: también lo bueno se va acentuando, y las virtudes que uno fomentó se empiezan a volver cada vez más fáciles de practicar, hasta que son completamente naturales. 

Es como mi abuelita que tiene Alzheimer. Ella toda la vida fue muy alegre y dulce, esa era su Luz Primordial, las virtudes que la caracterizaban, y ahora que no tiene idea de donde está parada, es solo alegría y cariño el 90% del tiempo (porque con toda razón, hay días en los que se asusta de no saber qué pasa y con quién está, pero son mínimos). 

Si en un principio me angustiaba saber que subo al tercer piso con un poco de mañas sin solucionar, solo tuve que reflexionar un poco para ver que también tengo características buenas muy específicas que brillaron en los altos, pero también de los bajos que he vivido, y no debería subestimarlas, sino servirme de ellas para seguir adelante. 

Es claro que ahora tengo mucha más vida y circunstancias y aventuras a las cuales referirme, en contraste con mi cumpleaños de 20. Hay mucha vida por delante, pero también hay una cantidad importante de vida atrás que hace que uno se sienta con peso, con profundidad. En este punto me siento ineludiblemente yo, y ya con los zapatos ablandados y acomodados para seguir caminando. 

Entonces cumplir 30 no fue tan malo...



lunes, 24 de mayo de 2021

Recuperando el ritmo - La rutina es importante

 Hace un mes, mi esposo amanecía enfermo. Le tomaron la prueba, y resultó positivo para Covid 19. Unos días más tarde yo presentaba síntomas y mi prueba salía positiva también, para coronar unas semanas que se sintieron convulsas. 

Los síntomas "externos" desaparecieron la semana siguiente y a mí solo me quedaba la tos, o eso creía. Se supone que ya han pasado 4 semanas, y yo siento que hasta este sábado pude recuperar el ritmo, por eso distingo esos síntomas "externos" de otros menos obvios causados por el virus: la fatiga y pérdida del olfato; y otro derivado del tiempo de recuperación y aislamiento al que llamo "confusión". 

No me había dado cuenta de que no tenía suficiente energía, hasta que tuve energía y por fin, ganas de hacer las cosas y no constante somnolencia. Resulta que no había tenido ánimos para hacer nada, a lo que se sumaba que la pérdida del olfato me hacía frustrante cocinar, y le había dejado las comidas a mi esposo. Llevaba largo tiempo forzándome a hacer lo mínimo: quehaceres de la casa y trabajos que iban saliendo, pero cero lectura, cero escritura y muy poco de práctica de canto y piano. Muuuuucha televisión, series y películas, eso sí, una siesta al día, y nada de noción del tiempo, lo que para mí es insoportable porque me gusta sentir el paso del tiempo con exactitud. 

No salí a dictar clases, ni a ensayos, ni a misa, y sin esa percepción del calendario vino mucha confusión. No sabía qué día del mes era, y tengo varios compromisos en Junio que preparar, pero no sabía cuántas semanas faltan, y por lo tanto cuánta intensidad ponerles. No sabía cuándo cambié el mantel del comedor, o cuándo lavé la ropa delicada... Y no era capaz de hacer memoria, sentía la mente nublada... Me tocó revisar día por día en mi agenda para entender cómo retomar este fin de semana, cuando por fin sentí ánimos. 

El sábado tenía quehaceres domésticos que realicé con energía, leí, practiqué largamente piano, y sobretodo, me atreví a preparar el almuerzo, pues tengo algo de olfato ahora. Luego mercamos, y volvimos a ensayo con nuestro coro después de un mes de ausencia. Ayer cantamos la misa de la fiesta de Pentecostés, luego retomamos nuestra rutina de limpieza del apartamento, y vimos una película por la tarde. Hoy me desperté con la certeza de que es lunes, y retomando mis proyectos, he tenido una mañana muy productiva. Por ejemplo, recordé que tengo este blog, y cuento con la suficiente claridad mental para escribir. Sé exactamente todo lo que voy a hacer hoy, y también programé la semana entera en mi agenda. 

Siempre me programo con anticipación porque tengo que gestionar mi propio tiempo, y por lo general me funciona porque llevo años conociéndome y conociendo a las personas, y mi rutina actual es el producto de años de perfeccionamiento. La interrumpí en Abril para trabajar en el jardín, y en Mayo para recuperarme. Ya completamente sana, no necesito mucho esfuerzo para volver a ella, al contrario, fluye. Me siento por fin tranquila, y completamente de vuelta a la normalidad. 



jueves, 29 de abril de 2021

Un Abril muy loco, semana por semana

 Estoy escribiendo desde la cama, algo que no hago desde que vivía con mis papás porque aquí tengo mi propio estudio, disponible para mí cuando quiera. Lo que pasa es que tengo fiebre y escalofríos, y como está lloviendo torrencialmente no quiero perder el calor de las cobijas. Esta última semana de Abril ha sido en la que mi esposo y yo salimos positivos para Covid. No me sorprende que tuviésemos las defensas bajas, no ha sido un mes fácil, incluso desde antes de comenzar ya había caído muchísima presión en Abril. 


Todo comienza el lunes anterior a la Semana Santa, cuando voy a una entrevista de trabajo de forma rutinaria, sin entusiasmo, porque sé que no tengo la experiencia para que me contraten, y me llevo la sorpresa de que la entrevistadora me está convenciendo de que acepte, en lugar de preocuparse de si soy apta o no. La vacante es para profesora de música en un jardín infantil. Me cita el viernes para la última prueba, que sería darle clase al grupo de los más grandes y al de los más pequeños. La razón por la que no tengo experiencia en primera infancia es porque, más que no sentir interés, el campo me genera rechazo, y paso martes y miércoles pensando con esfuerzo en si ir a la última prueba, porque tengo la impresión de que me van a contratar. Finalmente decido que sí, porque sería interesante probar tener un ingreso fijo, en vez de la inestabilidad de las clases particulares, y las misas y matrimonios que salen de vez en cuando. Asistí entonces a la prueba, sacando todo de mí para mantener a esos niños involucrados, e inmediatamente después ya me estaban abriendo el usuario del Microsoft de la empresa. El lunes de Pascua sería mi primer día. 


Llegó la Semana Santa, y los primeros días me dediqué a estudiar sobre las etapas de la primera infancia, y a buscar material. Luego vino el Triduo Pascual en el que tuve la bendición de cantar, y ahí me distraje mucho, y no pensé tanto en el trabajo que iba a comenzar. 


La semana de Pascua comencé a trabajar, y cada día fue terriblemente abrumador. No conseguía la atención de los niños, debía moverme mucho y hacer mucho ejercicio, las asistentes que acompañan a los niños me pedían que hablara más duro... Y daba más o menos la misma clase entre 4 y 6 veces al día. Hoy pensar en la figura de las dos corcheas (fuera de una pieza musical, claro está) me causa mareo. El trabajo solo era en las mañanas, y cada tarde llegaba a mi casa agotada, y en un estado mental apático en el que lo único que me provocaba era ver televisión, me aplastaba en mi sofá por dos o tres horas. Hablé con algunas personas acerca de cómo me sentía y todos me animaban a seguir, entonces pensé que debía vivir semana por semana, y así el tiempo se iba a pasar rápido. 


La segunda semana perdí aún más el control de algunos grupos porque ya me habían cogido confianza los niños. La indisposición psicológica no disminuía, y estaba empezando a desesperarme. No estaba enseñando nada, solo me pedían entretener a los niños, y siempre me quedaba corta en eso a ojos de mi jefa; además, yo rara vez me enojo, pero ese era mi estado constante allá, y así era para las demás profesoras, porque a esas edades esa es la dinámica. Recordé que una amiga me había enviado un libro acerca de una teoría psicológica, y pensé que tal vez si lo leía podía encontrar cómo dejar de sentirme tan mal. Resultó que según ese libro, mi perfil se ajusta casi perfectamente al de la persona con "abandonment issues", con una herida de abandono en la niñez. Me asusté porque la mayoría de rasgos físicos y de la personalidad del perfil concordaban conmigo. Cuando llegó mi esposo esa noche le conté todo, le leí algunas partes, y él me ayudó a ver porqué a esa teoría le era imposible sostenerse, y que no era algo para tomarse muy en serio, así que quedé más tranquila. Pero algo me había dejado la lectura, y fue una especie de hastío con mi forma de ser, sobretodo con la parte de siempre querer hacer sentir bien a los demás, y de que me aterroriza caerle mal a las personas. Eso no puede estar bien. Fui a una de mis clases particulares una de esas tardes, y la mamá de la niña, que es una súper ejecutiva triunfadora del mundo, me tuvo 40 minutos comentándome que me veía estancada, que no podía ser que una persona con maestría en otro país e idioma y tantas habilidades como yo, sea feliz aquí dándole clase a niños. De primerazo pensé que sí soy feliz dictando clases particulares a niños y adolescentes, pero luego recordé que hace 7 años, cuando empecé, las clases eran un plan de contingencia mientras encontraba la forma de vivir del canto y desarrollarme en la composición. No necesariamente voy a dejar de dar clases, no obstante, ¿Qué pasó con esos sueños y planes? A veces le digo a las personas que si hubiese sabido lo gratificante que era dar clases, tal vez habría hecho el énfasis en educación musical, sin embargo no lo hice, porque lo que siempre me ha gustado ha sido la composición, así al finalizar la carrera no fuera muy buena; y por supuesto, cantar. 


La tercera semana comenzó con una celebración con amigos el Domingo, a la que asistí no con poca apatía, y en la que me excedí comiendo. Como era de esperarse, el lunes amanecí enferma, y toda esa semana sufrí de mi primer episodio de colon irritable. Dos de los días de la semana no pude asistir al trabajo. Lo peor eran los dolores que me daban, que no aliviaban los medicamentos, tal era el malestar que este Covid no se le compara. Cuando para el jueves ya estaba bien y podía pensar con claridad, tomé la decisión: Tengo que terminar lo del jardín. Lo hablé con mi esposo, y él estuvo de acuerdo, es más, me dijo que no había encontrado paz en la casa prácticamente ningún día desde que empecé a trabajar, y que por eso le parecía lo más sano. El sábado organizamos unas cajas y una biblioteca del estudio, y encontré un montón de papeles motivacionales que colgaba en mi cuarto de Inglaterra y algunas de mis "obras de arte" de cuando estaba en la universidad, los cuáles me hicieron sentir conectada de nuevo con mis ilusiones, y con mi parte más creativa y artística. Llena ya de confianza, le escribí a mi jefa que esta semana sería mi última semana. Me gustaría añadir que nunca me sentí muy bienvenida en el jardín. El personal no tenía mucho tiempo para mí, hasta el punto de que nunca firmé contrato, aunque mi jefa está segura de que sí. Sé que no, porque saqué muchos de los documentos requeridos hasta la semana pasada, y es que LITERALMENTE no recuerdo haberlo hecho.




La cuarta semana es esta, Abril termina mañana. Coincidentemente, el gobierno suspendió las clases presenciales de colegios y jardines, y no tuve que asistir. El martes mi esposo amaneció con síntomas y fuimos a que le hicieran la prueba. Lo cuidé ese día, y ayer empecé con los síntomas, que se han agravado hoy. Hace unas horas mi jefa me escribió para decirme cuánto trabaje y cuánto me van a pagar, la cosa es que, o yo entendí mal, o no están honrando el trato que me ofrecieron, pues me están pagando las clases que dicté, y no las horas que estuve ahí, que fueron el doble, porque a dos grupos se les olvidó asistir a clase. No quiero pelear, porque nunca sentí que hubiera recepción de lo que yo decía, era como si no les importara mucho mi persona. Voy a recibir mucho menos dinero del que pensé, y se supone que acepté el trabajo para mejorar mi situación financiera...


Este mes perdí a varios de mis estudiantes particulares, y en Mayo pierdo a otra más, que se va a vivir a otro país. No tengo certeza de que vaya a recuperar mi ritmo de clases pronto, pero entro a Mayo como una persona distinta. Voy a reducir mis gastos personales a lo mínimo, me lo he propuesto para que podamos ahorrar algo, y voy a dedicar mis mañanas a trabajarle a dos proyectos, uno literario y uno musical que dejé empezados hace tiempo. Pensé, ¿qué pasa si le dedico "jornadas laborales" a trabajar en mis sueños? Tengo que intentarlo, así sea por un mes. 


Los mantendré al tanto, por ahora, ¡¡bienvenido Mayo!!



miércoles, 17 de marzo de 2021

Compitiendo contra el "Autotune", la tentación del Melodyne

Estoy acostumbrada a escucharme grabada "profesionalmente" desde que estaba en la universidad, y hace mucho que pasé la fase de "¿esa es mi voz? ¡es horrible!" por la que veo pasar a mis estudiantes al escucharse en los videos que se toman. 


No obstante, el año pasado, gracias a la Cuarentena, debuté en algo que nunca había hecho: Mezclar las voces de la Schola Gregoriana de mujeres a la que pertenezco, para los videos que hicimos en un esfuerzo por permanecer activas. Como soy profesora de canto, estoy acostumbrada a que las personas no canten perfecto, y hacía mi mejor esfuerzo para balancear las voces y que todas nos escucháramos sin que se afectara la afinación y la musicalidad. Como no cuento con ningún software de corrección de tono (o no sé cómo hacerlo en el programa que tengo), jugaba con los volúmenes, filtros, etc., resaltando a las personas más afinadas y de voces más redondas. 


Hicimos muchos videos, y los pueden encontrar aquí: Schola Gregoriana MMD. Pero llegó un punto en que empecé a escuchar mal el producto final: impreciso, desafinado e inmejorable a pesar de trabajarle y trabajarle. El 2020 terminó y yo empecé a preguntarme si tal vez debería bajarme el Melodyne, y vi un video en el que el tipo habla de cómo TODAS las grabaciones profesionales pasan por algún proceso de corrección; así sea más evidente en las que tienen lo que la gente llama "el efecto autotune", es decir, la voz robótica. Con mayor razón pensé que para estar al día y a la altura, debería incluir la corrección de tono de ahora en adelante. Entramos en el 2021, y todavía no había ningún proyecto grabado que hacer. 


Recientemente me pude ver el musical Hamilton, que ya me sabía de memoria porque me la pasaba escuchando el álbum. Para mi sorpresa, me decepcioné de entrada porque el audio del video es inferior a lo que yo estaba acostumbrada a escuchar con buenos audífonos en el álbum, que debe tener la súper producción. No escuchaba las voces llenas ni plenas, ni precisas, y me hacía falta un buen tercio de los arreglos instrumentales. Me quedé pensando... 

A mí me gusta el maquillaje, y he escuchado varias experiencias de youtubers de maquillaje con defectos notables en la piel, a las que la gente ataca e insulta porque "engañan" cuando se ponen base de alta cobertura y sus pieles pasan por perfectas; también recuerdo cuando se puso de moda la polémica alrededor de Photoshop. Está muy claro que es gracias a estas herramientas que en el mundo visual se imponen unos estándares imposibles de apariencia física... Y en ese aspecto yo vivo más o menos tranquila, sin hacer mucho caso, cuidándome, sabiendo que mi esposo me ama como soy, tratando de verme digna y bonita, pero abrazando la cara y el cuerpo con que Dios me hizo. 

¿Por qué no se habla tanto de este fenómeno con las voces, en el mundo de las apariencias sonoras? Debe ser prácticamente imposible que una voz cante todas las frecuencias exactas de una canción de 4 minutos, y que además no se le salga un gallo, una carraspera, o que tenga un registro más débil que el otro. ¿Por qué tendría que ser así? Las grabaciones y las fotografías tienen muy poco tiempo en la existencia de la humanidad. Antes de ellas, la música era bella, siempre en vivo, y los intérpretes trabajaban mucho para hacerlo muy bien, sin saber si matemáticamente estaban bien... porque me da la impresión de que lo que se disfruta de la música no es la exactitud milimétrica en la afinación y el ritmo, sino el hecho de que se conecta con las emociones y transmite algo... 

Nuestra Schola está empezando y está bien si no somos absolutamente impecables ahora. Creo que si comienzo con la corrección de tono, luego me volveré completamente dependiente... Tal vez es mejor poder ver el proceso, y las mejoras que llegan con el trabajo.  

lunes, 22 de febrero de 2021

Cuaresma en el siglo XXI: Ayuno de Instagram


Llegó una vez más, como cada año, la Cuaresma, el tiempo que tenemos en la Iglesia para prepararnos para la Pasión y luego la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo,  con especial énfasis en el examen de la propia vida y la reparación. Mis propósitos para este año venían siendo los mismos del año pasado: Cumplir con la abstinencia y el ayuno los días indicados, no comprar comida entre comidas, no ver televisión, y hacer algo más de oración que de costumbre. Sí, así de floja seré, pero bueno, cada uno tiene su camino y va a su ritmo. 

Ya pasaron los primeros días de Cuaresma, y con esmero he ido llevando mis propósitos, sin embargo, anoche pasé el tiempo que pasaba normalmente frente al televisor, mirando y mirando el feed del Instagram. Había algunas fotos de tejidos, pero ayer no estaba como para admirarlos, al contrario, me puse a pensar en lo nada prolijos y principiantes que eran mis últimos tejidos publicados. Luego había fotos de conocidos, ni siquiera amigos... Curiosamente, mis amigos más cercanos no publican con frecuencia, su presencia es incluso nula en las redes. En vez de alegrarme por los triunfos y aventuras de mis conocidos, sentí envidia de la cantidad de "Likes" que recibían, en contraste conmigo. El humo negro y espeso de la turbación comenzó a embargarme, y me acosté a dormir atribulada por semejantes superficialidades y estupideces. Esta mañana me levanté con la idea de que tengo que ayunar de Instagram urgentemente. 

Recuerdo que hace 4 años hice un ejercicio similar. En esa época no tenía cuenta en Instagram, pero sí tenía Facebook, YouTube, Netflix y un montón de jueguitos como el Candy Crush. Recuerdo aún la toxicidad y el malestar que me daba el Facebook en especial, sin mencionar que perdía muchísimo tiempo en esas cosas. Está todo documentado en este blog: 

https://clemevangelina.blogspot.com/2017/04/el-experimento-introduccion.html

Aquella vez no logré despegarme del todo de estas cosas en el tiempo que me propuse, pero sí que le pude poner un orden al asunto, y desde ahí, me controlo bastante. Pero dos redes nuevas han aparecido desde entonces: Pinterest e Instagram. En Pinterest guardo ideas de tejidos, vestuario e imágenes bonitas, es decir, uso la plataforma para lo que está hecha. Acerca del Instagram, pensaba en un principio que sería bueno para vender mis tejidos y tener un portafolio profesional, y me gustaba porque sólo se comparten fotos y en general es bastante libre de política, no me imaginaba la travesía emocional la que he vivido ahí. 

Sucede que en los 3 años largos que llevo en el Instagram, solo he vendido una vez algún tejido. Luego empezó el frenesí de los likes. Empecé de un momento a otro a sentir la necesidad de competir con todo el mundo por cantidad de likes, y nunca, nunca he ganado, soy de las personas más impopulares que conozco. Sentí el dolor de la decepción, pero no un dolor nuevo, porque la situación se parecía mucho a mi vida en el colegio: las personas populares, lindas y sociables del colegio, ya adultas, obtienen muchísimos likes; y yo, que era muy nerd y poco querida, o al menos así se sentía, lo sigo siendo en cuestión de números en las redes sociales. Quise borrar mi cuenta de Instagram, pero por esas fechas me llegó un comentario de un nuevo seguidor extranjero, de que mi galería era muy estética e interesante, y decidí más bien concentrarme en construir una galería bonita, llena de dibujos, tejidos y videos míos con música, es decir, que no fuera tanto un "culto" a mi cara. 

En eso íbamos, pero el veneno vuelve, y tiene quizá mucho que ver con mi personalidad y mis propias debilidades. Soy artista, después de todo, me gusta exponerme, y trabajo mucho en lo que muestro. Se me presenta la tentación de querer ser una celebridad, así como lo son las personas a las que sigo... Pero entonces pienso... ¿ellos sí serán celebridades? y luego pienso en las verdaderas celebridades y sus vidas infernales... Y luego me acuerdo de mi vida real. 

Así tendré de lavado el cerebro que a veces se me hace más real la vida que pongo en las redes que mi propia vida. La persona que soy en las redes, ciertamente es quién quisiera ser, pero quien estoy siendo, donde verdaderamente me pongo en acción y saco lo que soy, se desenvuelve aquí afuera, con mi esposo, mi familia, mis estudiantes, mis coros. Tengo un apartamento pequeño que es la galería del verdadero uso de mis tejidos, tengo estudiantes y coros a los que sirvo con mi voz todos los días. 

No tengo ni idea de cómo están realmente los conocidos cuyas vidas envidio, ni la más remota idea, y muy poco interés, la verdad sea dicha. Y no creo que sea mala persona por no querer saber, tengo mis allegados, que si necesitan mi atención. ¿A qué estamos jugando entonces? Porque si no es una especie de competencia de a quién le está yendo mejor, será por el morbo de estar ahí para saber si todos estamos bien, y quién no está bien... En fin. En este punto ya habrá libros al respecto.

Yo sólo sé que voy a abstenerme de abrir mi Instagram durante toda la Cuaresma, y cuando terminé decidiré qué tanto lo necesito, si vale la pena conservarlo.

viernes, 15 de enero de 2021

Los tipos de voz mezcla

Siempre me ha llamado la atención que haya diferentes tipos de cuerpo, diferentes temperamentos, y por supuesto, diferentes tipos de voces. En especial lo último porque soy cantante, y muchas veces he sentido que tengo una voz poco común. A veces me parece que estoy en desventaja, porque no logro hacer cosas que la mayoría de mis colegas sí, pero luego resulta que hay cosas que me salen con especial facilidad. 

La primera clasificación que le hicieron a mi voz indicó que soy soprano, es decir que mi voz se siente cómoda y sale con facilidad en el registro agudo. No es que fuera ninguna sorpresa, porque mi voz de hablar es como de niña. Así pasé 5 años de carrera universitaria en canto jazz, y no recuerdo que me clasificaran más. 

Empecé a cantar música sacra, y me asignaron una segunda clasificación: ligera. Soy soprano ligera, es decir que mi voz es ágil y flexible, con facilidad para dar sobreagudos, sin peso y casi nada de vibratto natural. Todo muy era cierto porque siempre fingí el vibratto y los estilos musicales lentos me suenan fatal, mientras que los rápidos me favorecen. En ese momento fue que noté que tenía muchas fallas técnicas y me puse en la tarea de pulir mi voz, con ayuda de escuchar otras sopranos ligeras que me ayudaron a entender mis posibilidades y limitaciones. 

Hace poco encontré una información reveladora acerca de la voz mezcla y sus clasificaciones, pero primero una breve contextualización:

Para cantar podemos hacer que la voz vibre en el pecho, y a esto le llamamos VOZ DE PECHO. Es la voz que utilizamos normalmente para hablar, y en el canto suele tener una sonoridad grande y profunda en los graves, áspera y forzada en los agudos. Pero también podemos hacer que la voz resuene en la cabeza, y a esto le llamamos VOZ DE CABEZA. Esta es la voz que la mayoría de personas conoce como "falsete", pero no es nada falsa, y las mujeres la usamos con predominancia en el canto lírico. Funciona de medios a agudos, y su sonoridad es redonda y dulce. Podemos poner cualquiera de estas dos voces más en la NARIZ o los DIENTES, y conseguir una sonoridad más brillante, casi incisiva. 

Llamamos VOZ MEZCLA a la voz que utiliza ambos mecanismos: pecho y cabeza. Hay personas a las que le sale natural, y que no sienten ningún tipo de cambio cuando van de una voz a la otra; hay personas como yo, que tenemos que aprender a sacarla, porque tenemos muy marcada la diferencia entre ambas voces, y por eso tenemos una zona de passaggio, que consiste en unas notas en las que se marca el límite entre una y otra voz. 

Retomando, hace poco encontré que hay distintos tipos voz mezcla, según la voz que se resalte:

1. Voz mezcla hacia la cabeza,
2. Voz mezcla hacia el pecho,
3. Voz mezcla balanceada y
4. Voz mezcla nasal. 

No es que los cantantes elijan una de estas según el antojo, por lo general cada cantante tiene un mecanismo que predomina en su voz mezcla, y eso depende de cada cuerpo, nivel del formación, experiencia... Muchas cosas. 

Estos tipos se pueden distinguir claramente por las sonoridades. La voz mezcla más hacia la cabeza es una voz que se siente que sale con facilidad y es dulce; la voz mezcla hacia el pecho se siente forzada y áspera; la voz mezcla balanceada se escucha algo forzada pero estable. Finalmente, la voz mezcla nasal se oye así, nasal, excesivamente brillante. 

Este es el video que contiene la información, y hay ejemplos de cantantes: 

Venía pensando desde el año pasado que mi voz para cantar música sacra no es muy lírica que digamos... No suena como la de las cantantes profesionales que tienen grabaciones por ahí. En parte es porque aún no tengo la estabilidad que quisiera en la voz. Pero cuando vi este video y escuché la voz mezcla nasal, pensé "así sueno yo". 

¿Será posible que haya estado haciendo voz mezcla todo este tiempo en vez de voz de cabeza? Me parece que así es. 

Ahora me ha entrado la inquietud, y me urge tomar conciencia de lo que estoy haciendo, porque esto está muy loco. Que quede esta grabación de evidencia de como canto hasta ahora, y seguiré escribiendo acerca de este proceso. 



domingo, 15 de noviembre de 2020

Experiencias recientes

Hace 4 años recibí mi diploma de la maestría y me concentré en la tarea de buscar cómo ganarme la vida. No digo que me concentré en buscar un trabajo estable, porque no es así: todo el tiempo estoy en esa búsqueda, pero también he explorado formas de procurarme yo misma mis ganancias, como con mis clases particulares, haciendo conciertos por ahí, con trabajos de edición de música, o vendiendo mis tejidos. Ha habido meses en que me ha ido muy bien, otros meses lucho muchísimo por hacerme algo, y voy a muchas entrevistas tras las cuales no me vuelven a llamar.

Hay días en que me invade una tremenda zozobra porque tengo una deuda con el gobierno muy grande por la maestría, y casi que me ha sido imposible pagar las cuotas. Otros días me dedico a vivir normalmente y ni recuerdo. Pero es verdad que siempre que hago oración, u oramos con mi esposo, pedimos a Dios que nos conceda quedar libres de nuestras deudas, y yo adiciono en mi mente: que pueda asumir mis deudas y pagarlas con dinero ganado honestamente. Sé que mi mamá, mi abuelita, y otras personas también hacen esta petición. Ya desde hace 4 años...

El gobierno nos concedió una prórroga de mi deuda por la contingencia, y como tengo Octubre, Noviembre y Diciembre sin recordatorios agobiantes al respecto, he podido respirar. Tuve una entrevista hace tres semanas para trabajar en un colegio, pero desde entonces no me han contactado. Al mismo tiempo, me pidieron que cantara en un coro litúrgico pequeño, y como tengo el tiempo accedí. Es en una comunidad de Misa Tridentina, el rito extraordinario, que a mi esposo y a mí nos gusta mucho. Sabíamos que en la comunidad son muy unidos y siempre nos habíamos sentido por fuera, no en un mal sentido, simplemente no conocíamos a nadie. No obstante, les doy clases de música a niñas de algunas familias de allá, y así fuimos a dar en el coro. Llevamos tres semanas, hemos cantado cuatro misas, y yo ya siento un cambio fuertísimo en mí. 

Como sigo siendo dueña de mi tiempo, he podido conocer mejor a varias familias que me han abierto las puertas de sus casas, ya sea para que les enseñe música, o a tejer. También he podido conocer personalmente a cada miembro del coro porque ellos mismos se han ocupado de dedicarme momentos para charlar, con amabilidad y soltura. 

Desde hace un tiempo me he sentido cada vez más alejada de mi familia, excepto de mi mamá. No tengo nada en común con mis hermanas, tíos y primos en general, y  siento una ruptura desde hace mucho. Tal vez fui yo, tal vez yo me cerré, no estoy segura... Pero tampoco siento mucho interés en mí de parte de nadie. La recepción de parte de estas nuevas personas me hizo recordar lo que es la familia otra vez, la genuina generosidad, el interés gratuito en uno. La caridad se desparrama en estas familias, y no me salpica, me emparama. 

Recientemente me he sentido plena y tranquila, como si no hubiera nada más en el mundo que la Santa Misa y esta comunidad... Nada más que el deseo de despreciar lo que ofrece esta época maluca y vivir como si sólo se tuviera el Cielo en la mira, sin necesidad de girar en torno a una deuda o a ideales terrenales que nunca voy cumplir. Parece una locura que Dios en su infinita sabiduría disponga de mi tiempo libre para que visite familias fieles y virtuosas, ofreciéndole mi voz gratis en la Santa Misa; cuando lo que le he pedido es un trabajo formal, al que dedicar todo el día para ganar lo correspondiente a lo que debo, en el que no me quede tiempo de pensar en cosas santas. Bueno... Cuando uno lo dice es muy lógico.

domingo, 11 de octubre de 2020

Proyecto final del curso de Introducción al Storytelling

 Una de las cosas que hice durante el encierro fue un curso de Introducción al Storytelling, orientado al marketing. Me llamó la atención porque me gusta mucho escribir. 

El curso giró en torno a 5 relatos para darse a conocer mejor y dar a entender lo que uno hace como profesional o marca. Pero había un sexto relato: el que se saca en caso de emergencia, el que se usa cuando uno ve que no se está haciendo entender y toca devolverse y emplear la empatía para recuperar la atención de la audiencia: el relato "sé lo que estás pensando". 

Mi proyecto final del curso fue un relato "Sé lo que estás pensando" de mí para mí, porque hay momentos en la vida en que uno no sabe muy bien para dónde va, y toca dar dos pasos atrás, tratar de comprenderse y retomar. 


Aquí lo comparto: 

Te veo que vacilas, y sé lo que estás pensando: ya pronto cumplirás 30 y esta no es la vida que imaginaste. Pudiste estudiar música porque tus padres vieron que eras buena estudiante y que tu disciplina y sentido de la responsabilidad te sacarían adelante, y entraste joven a la universidad, con un sueño en el bolsillo que no compartiste con nadie. La voluntad no alcanzó para mantener la mirada fija en el objetivo, y cuando llegaron los obstáculos, simplemente cambiaste el rumbo: No tenías el carisma para ser cantante, y te fuiste a composición; no tenías la audacia para ser compositora, hiciste una maestría en musicología; pero quedaste tan hastiada que no le has dado la oportunidad a la musicología.

Pude ver que tus propios relatos no te convencieron. No sabes muy bien lo que quieres, lo leí a la perfección porque soy tú. Dadas las circunstancias, deberíamos empezar de cero. ¿Qué tal si sacas de tu bolsillo ese sueño con el que entraste a estudiar música y vemos como lo podrías retomar?

La música sí es tu vocación, mira todo lo que has hecho, a pesar de no perseverar. ¿Qué tal si probaras perseverar más tiempo en cada cosa? 

El último mes

Mi querido y maltrecho Mac de segunda mano, que alegría me da estar acariciando tus suaves teclas, en comparación con las del enorme y profe...