sábado, 15 de julio de 2017

Impresiones acerca de la poesía

Siempre me ha gustado la música y leer, y no hay expresión artística que combine mejor ritmo y significado que la poesía. Desde niña me fascinó la poesía, conquistada por la rima y lo que ingeniosamente podía ir contenido allí, y muy pequeña comencé a escribirla yo misma. Participé en varios concursos de poesía infantil cuando estaba en el colegio e incluso gané un primer puesto con un poema en inglés, nisiquiera en español...

Sin embargo el esfuerzo intelectual de aumentar mi vocabulario para rimar, y de entender las matemáticas del asunto me desanimó pronto, y encontré en el verso libre de Neruda y otros poetas posmodernos una excusa para llamar a cualquier cosa poema. La adolescencia no fue un momento muy brillante para "mi arte"; no volví a ganar ningún concurso y cuando me topo con mis poemas de esa época me avergüenzo profundamente. Fue cuando comencé a estudiar técnica vocal y piano que me di cuenta de que la baja calidad de mis escritos se podía disimular poniéndoles música.

Mis letras eran simples y superficiales, llenas de imágenes cursis, y así fue hasta hace poco. Tuve una época en la que utilicé la crudeza como recurso para darle más dimensión a mis poemas, pero seguía alimentándome del verso libre, sobretodo de Pablo Neruda, y alcancé a coleccionar casi todos sus libros. En alguna feria del libro me compré una antología de poesía colombiana, la cual está organizada por poetas en orden cronológico de nacimiento. Los primeros poetas se me hacían pesados y aburridos, entonces siempre consultaba los poemas de los más recientes. Luego tuve mi etapa de Gabriela Mistral, a la cual conocí a través de la autobiografía de Neruda.

Estaba en esta etapa de Mistral cuando empecé a rezar diariamente las Laudes y Vísperas. La Liturgia de las Horas es básicamente orar con los salmos, y los salmos no son más que poemas, cánticos, himnos, música. Olvidé por completo a mi par de chilenos preferidos y de vez en cuando copiaba himnos de la liturgia en cuyos versos me derretía de placer estético. No era por el contenido sino por la forma que yo consideraba salmos y oraciones piezas de pura genialidad. En el viaje que comencé hacia Dios, un camino impensable para muchos, pero el más adecuado para mí, se abrió ante mis ojos: el camino de la belleza. La verdadera belleza lleva a Dios, en una experiencia estética que va más allá de nuestra naturaleza humana e imperfecta, para elevar nuestra alma a más altas aspiraciones.  A través de la poesía y la música he visto que la belleza se encuentra grandemente en el orden, en organizar para lograr cierta armonía.

He seguido leyendo bastante poetas españoles y latinoamericanos, pero por más bellos que sean los poemas (y muchos los he transcrito en este blog), no me extasían como algunos de la liturgia de la horas. Hace poco tomé mi abandonada antología de poesía colombiana y decidí leer los poemas del principio. Ya no me parecían densos ni incomprensibles como antes, sino que me encantaron. Se trata de poesía romántica decimonónica y de principios del siglo XX, llena de lugares y referencias, impecable en su forma y ritmo. A lo largo de la semana compartiré algunos de estos poemas. 

Por mi parte como autora, hace mucho que no intento escribir poesía, y para mis canciones he musicalizado himnos de la liturgia de las horas y oraciones de santos. He escrito una que otra canción de amor, pero sin pretensiones, y no considero que haya poesía ahí. Me he dado cuenta de que como con cualquier arte, la poesía es una técnica que se debe conocer a profundidad y perfeccionar con la práctica, para que realmente dé un resultado ordenado, bello y digno, con los parámetros que expliqué hace un momento. Creo que estoy lista para estudiarla desde su esplendor, es decir en el Siglo de Oro español y en los sonetos de Shakespeare, porque no puedo negar que mi poesía tiene dos hogares: el español y el inglés. Por supuesto que también la seguiré admirando en el vasto patrimonio literario de la Iglesia.




El último mes

Mi querido y maltrecho Mac de segunda mano, que alegría me da estar acariciando tus suaves teclas, en comparación con las del enorme y profe...