miércoles, 17 de marzo de 2021

Compitiendo contra el "Autotune", la tentación del Melodyne

Estoy acostumbrada a escucharme grabada "profesionalmente" desde que estaba en la universidad, y hace mucho que pasé la fase de "¿esa es mi voz? ¡es horrible!" por la que veo pasar a mis estudiantes al escucharse en los videos que se toman. 


No obstante, el año pasado, gracias a la Cuarentena, debuté en algo que nunca había hecho: Mezclar las voces de la Schola Gregoriana de mujeres a la que pertenezco, para los videos que hicimos en un esfuerzo por permanecer activas. Como soy profesora de canto, estoy acostumbrada a que las personas no canten perfecto, y hacía mi mejor esfuerzo para balancear las voces y que todas nos escucháramos sin que se afectara la afinación y la musicalidad. Como no cuento con ningún software de corrección de tono (o no sé cómo hacerlo en el programa que tengo), jugaba con los volúmenes, filtros, etc., resaltando a las personas más afinadas y de voces más redondas. 


Hicimos muchos videos, y los pueden encontrar aquí: Schola Gregoriana MMD. Pero llegó un punto en que empecé a escuchar mal el producto final: impreciso, desafinado e inmejorable a pesar de trabajarle y trabajarle. El 2020 terminó y yo empecé a preguntarme si tal vez debería bajarme el Melodyne, y vi un video en el que el tipo habla de cómo TODAS las grabaciones profesionales pasan por algún proceso de corrección; así sea más evidente en las que tienen lo que la gente llama "el efecto autotune", es decir, la voz robótica. Con mayor razón pensé que para estar al día y a la altura, debería incluir la corrección de tono de ahora en adelante. Entramos en el 2021, y todavía no había ningún proyecto grabado que hacer. 


Recientemente me pude ver el musical Hamilton, que ya me sabía de memoria porque me la pasaba escuchando el álbum. Para mi sorpresa, me decepcioné de entrada porque el audio del video es inferior a lo que yo estaba acostumbrada a escuchar con buenos audífonos en el álbum, que debe tener la súper producción. No escuchaba las voces llenas ni plenas, ni precisas, y me hacía falta un buen tercio de los arreglos instrumentales. Me quedé pensando... 

A mí me gusta el maquillaje, y he escuchado varias experiencias de youtubers de maquillaje con defectos notables en la piel, a las que la gente ataca e insulta porque "engañan" cuando se ponen base de alta cobertura y sus pieles pasan por perfectas; también recuerdo cuando se puso de moda la polémica alrededor de Photoshop. Está muy claro que es gracias a estas herramientas que en el mundo visual se imponen unos estándares imposibles de apariencia física... Y en ese aspecto yo vivo más o menos tranquila, sin hacer mucho caso, cuidándome, sabiendo que mi esposo me ama como soy, tratando de verme digna y bonita, pero abrazando la cara y el cuerpo con que Dios me hizo. 

¿Por qué no se habla tanto de este fenómeno con las voces, en el mundo de las apariencias sonoras? Debe ser prácticamente imposible que una voz cante todas las frecuencias exactas de una canción de 4 minutos, y que además no se le salga un gallo, una carraspera, o que tenga un registro más débil que el otro. ¿Por qué tendría que ser así? Las grabaciones y las fotografías tienen muy poco tiempo en la existencia de la humanidad. Antes de ellas, la música era bella, siempre en vivo, y los intérpretes trabajaban mucho para hacerlo muy bien, sin saber si matemáticamente estaban bien... porque me da la impresión de que lo que se disfruta de la música no es la exactitud milimétrica en la afinación y el ritmo, sino el hecho de que se conecta con las emociones y transmite algo... 

Nuestra Schola está empezando y está bien si no somos absolutamente impecables ahora. Creo que si comienzo con la corrección de tono, luego me volveré completamente dependiente... Tal vez es mejor poder ver el proceso, y las mejoras que llegan con el trabajo.  

1 comentario:

  1. ¡Que lindo texto y reflexión¡ Me gustó mucho... la conclusión de los dos últimas últimos párrafos está excelente y me sirvió mucho leerlos. :-)

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